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ECOSOMÁTICA, EL RETORNO AL HOGAR

 

¿Qué pasaría si descubrieras que un modo de “ayudar” a tu Planeta Tierra es mejorando la Conciencia Corporal de las personas?

 

INTRODUCCIÓN

Las prácticas “Ecosomáticas”, han supuesto una auténtica revolución ya que conectan de un modo profundo e íntimo, el “trabajo corporal” o “somático” con la “ecología”. Son la clave para dar solución a 2 grandes problemas de nuestros días:

  1. La disminución en la sensación de bienestar de una sociedad cada vez más enferma dominada por un alto índice de patología psiquiátrica, trauma y dolor corporal entre otros…
  2. La fuerte necesidad de conciencia medio-ambiental en un mundo cada vez más contaminado y en desequilibrio.

 

 

El cuerpo vivo de la Tierra y del ser humano están entretejidos y la sanación de la Tierra y de nosotros mismos será el principal trabajo del s. XXI

Fraleigh 2006

 

PRÁCTICAS SOMÁTICAS

Thomas Hanna (1970) utilizó la palabra “Somático” por primera vez para definir la experiencia en primera persona del propio cuerpo denominándolo “cuerpo vivo” o “cuerpo habitado”. Es decir, en nuestro día a día, vivimos de manera “automatizada” con pensamientos y movimientos corporales pre-fijados. Las prácticas “somáticas” permiten volver a conectar con las sensaciones presentes en tu cuerpo y su relación externa e interna aportando un enfoque global a la práctica donde se da prioridad a  “sentir” y “corporalizar (embodyment)” permitiendo la creación de nuevas rutas neuronales y patrones de movimiento. Estas prácticas permiten la conexión con la sensibilidad y el sentimiento a través del cuerpo permitiendo un lugar o espacio de conexión entre el movimiento y el pensamiento. Desde Hanna, las investigaciones científicas basadas en las prácticas somáticas se han desarrollado mucho en las últimas décadas por sus amplios beneficios en el campo del Trauma Crónico, Estrés post traumático, el Desarrollo cognitivo, etc.

 

EMPATÍA ECOLÓGICA

La Ecología es el estudio de cómo los organismos interaccionan con otros y con el medio ambiente. La etimología procede de la palabra griega “oikos” que significa “casa” y “logos” que significa “estudio”. Es decir, básicamente significa el estudio de las relaciones que constituyen mi “hogar”

Algunos autores encontraron que los seres humanos creamos relaciones empáticas con la naturaleza y éstas son esenciales para el establecimiento de pautas y comportamientos ecológicos. La cuestión clave aquí es ¿Cómo se crean esas relaciones? Tam 2013 define la “Empatía con la Naturaleza” y Laidlaw y Beer 2018 la “Empatía ecológica” y añaden que ésta sólo puede desarrollarse implicando la “conciencia corporal” y los sentidos y no sólo la mente racional. Es decir, para que las personas desarrollen hábitos ecológicos, deben establecer vínculos con el medio natural a través de su cuerpo y sus sentidos, no sólo a través del intelecto. Laura Sewall (1995), psicóloga experta en ecología argumenta que la percepción ecológica es una habilidad que se puede desarrollar y que para ello debemos entrenarnos en: Estar presentes, Establecer relaciones (con uno/a mismo/a, con otros y el medio ambiente), Flexibilidad perceptiva, Refinamiento y profundidad sensorial e Implicar a la imaginación.

 

EL CEREBRO NO ES EL ÚNICO QUE DECIDE

Si queremos colaborar en crear hábitos ecológicos debemos impliar al cuerpo. Esto es lo que nos dice la Ecosomática y las nuevas investigaciones en neurociencia. En las últimas décadas, la ciencia ya ha demostrado (algo que se decía hace milenios en Asia) que el cerebro y el cuerpo no están separados y que el Cerebro no es el único responsable de tus acciones. Francisco Varela aporta el término “Cognición corporalizada (Embodied cognition)” tras descubrir que la mente no es objetiva sino que depende de las sensaciones corporales y el contexto en el que el cuerpo está situado. Es decir, el modo en el que vemos el mundo y lo interpretamos depende de la experiencia sensorimotora del cuerpo y ésta, depende directamente del contexto cultural, biológico y psicológico. Bajo este prisma, el cerebro no es el único elemento que determina nuestras acciones por lo que muy al contrario de lo que se pensaba, nuestras acciones dependen de manera subjetiva de la experiencia como ser vivo en el medio ambiente en el que me desenvuelvo. Esta visión revolucionaria permite ver al ser humano como holístico y global y no como lineal y cartesiano. Esta visión de una mente no objetiva, ya la encontramos en las filosofías Vedanta y el Yoga clásico en India y forma la base de la epigenética donde el entorno forma una pieza clave en el desarrollo del comportamiento.

 

ECOSOMÁTICA, EL CUERPO CONECTADO

Hoy en día, es evidente que necesitamos establecer un mayor cuidado de nuestro medio natural. La pregunta clave es ¿Cómo lo hacemos?

Con las prácticas ecosomáticas, buscamos sumergirnos en cada individuo y su propia experiencia corporal en el medio natural permitiéndonos volver a sentir y conectar con nuestro medio de un modo íntimo y global y de este modo desarrollando empatía ambiental (tanto ecológica como social).

La ecosomática, no es “bailar o movernos en la Naturaleza” sino establecer una conexión profunda entre mi Naturaleza interna y la externa disolviendo los límites entre ambas y desarrollando una nueva conciencia de “Ser Naturaleza”. Cuando aprendemos a sentir nuestro cuerpo vivo y lo “habitamos” en plenitud, comenzamos un camino de sanación interno que establece nuevos lazos relacionales con nuestro entorno social y el medio ambiente poniendo de manifiesto la permeabilidad de nuestros límites.

Aunque Thomas Hanna en 1976 ya introdujo la somática con el entorno, numerosos autores posteriores han ido desarrollando el concepto bajo términos similares como “Somatic ecology” (Bettman 2009), “Ecosomatics” (Bauer 2008, Enghauser 2007) o “Eco-somatics” (Eddy 2017, Nelson 2018, Walla 2010).

Andrea Olsen, autora de “Body and Earth (2002)” fue pinera en la conexión entre sentir nuestro cuerpo a través de las distintas expresiones de la Naturaleza y crea el “Movimiento Auténtico”. Sandra Reeve y Helen Poynor exploran el movimiento y las sensaciones generadas en distintos entornos y paisajes. Paula Kramer (2012) destaca que estas prácticas crean una “Corporalización y Compromiso receptiva con el medio Natural” que cambia el modo en el que vivimos. Eddy 2017 enfatiza la interrelación e interdependencia entre los seres humanos y los ecosistemas terrestres.

 

La Ecosomática puede ayudarnos a despertar nuestra interconexión con la Naturaleza de una manera profunda y personal

Susan Bauer 2008

 

No obstante, aunque las prácticas ecosomáticas parezcan “modernas” no hay nada tan antiguo en las tradiciones nativo-americanas, asiáticas, celtas, etc. Todas las comunidades indígenas expresan este vínculo con el planeta y el cuerpo vivo a través de la exploración con las sensaciones y los elementos de la Naturaleza, la danza, los rituales, etc. El objetivo en estas prácticas es disolver la creencia mental de que existe un cuerpo y un medio ambiente externo, y despertar el sentimiento innato profundo de unidad entre mi alma y mi entorno.

 

 

 

Algunos de los efectos que busca la práctica de la Ecosomática son (según la web www.wayofbelonging.com):

  • Nutrir el sentido de propósito, vitalidad y pertenencia al lugar
  • Ampliar el sentido de uno/a mismo/a para incluir una red de relaciones más amplia
  • Restaurar la identidad ecológica (propósito y lugar) y la inteligencia (responsabilidad relacional)
  • Sanar la herida de separación (espíritu/materia)
  • Reparar la desconexión de uno mismo (cuerpo/mente)
  • Involucrar intencionalmente los sentidos en relación con la ecología del lugar
  • Invitar a la conciencia a regresar al paisaje vivo del cuerpo y recuperar lentamente las formas instintivas del ser
  • Apoyar la regulación y el cambio de patrones del sistema nervioso
  • Nutrir la confianza en uno/a mismo/a y crear un espacio para escuchar la sabiduría de la naturaleza
  • Profundizar en el sentido de pertenencia, reverencia y responsabilidad hacia el lugar

 

La práctica de la Ecosomática sana la separación entre la Mente, el Cuerpo y la Tierra entrenando la percepción sensorial directa de un “cuerpo” “en” el medio natural y “como” el medio natural

Nala Walla 2010

 

MECANISMOS

A través de las prácticas ecosomáticas podemos remodelar y crear nuevas conexiones neuronales que enfatizan el balance entre la percepción interna (interocepción) y la percepción externa (exterocepción) (Weber 2018) o lo que Olsen (2002) denomina “inner and outer awareness” (conciencia interna y externa). El entrenamiento consiste en desarrollar la conciencia sensorial a través del movimiento refinando la percepción. Bajo nuestra visión, lo que consigue la ecosomática es despertar los distintos receptores fasciales que hacen que tu cuerpo sea un elemento altamente sensible, mejorando la comunicación con tu cerebro y remodelando nuevas conexiones y patrones corporales. Cuando nos entrenamos en sentirnos internamente a la vez que conectamos con el medio en el que nos encontramos desarrollamos un balance, una ecuanimidad “dinámica” que nos permite ir explorando las distintas sensaciones conforme cambia nuestro medio, eliminando los límites rígidos entre la experiencia del ser y el medio ambiente.

 

Estas prácticas fomentan un sentido de pertenencia y un sentido del mundo como un hábitat compartido en lugar de un territorio propio

Reeve 2010

 

SANANDO EL TRAUMA DE DESCONEXIÓN CON LA TIERRA

El último siglo ha sido el período de la humanidad donde más rápidamente ha cambiado nuestras vidas primando el mundo industrial, las vidas en ciudades y la desconexión con los ciclos de la naturaleza. No somos realmente conscientes del impacto, de una desconexión tan profunda no sólo a título individual sino social. La Ecosomática no es un mero deporte ni una danza para sentirse bien. Es la exploración de volver al hogar, de conectar con la viveza, la sabiduría de nuestros cuerpos y la sensación de pertenencia.

Hubo una época en la que las comunidades tenían plena conciencia de su pertenencia a la Tierra donde el respeto era la base para la existencia y la vida en un lugar. Las gentes de las tribus no cuidaban su territorio porque lo ordenaba el jefe sino porque todos los miembros sentían que su “deber” para vivir en armonía era cuidar su entorno porque éste, era parte de sí mismos.

Quizás, debamos plantearnos si en lugar de “regañar” a un niño por tirar un papel al suelo debamos ofrecerle herramientas para que tenga la experiencia directa y corporal de que su planeta es también su Hogar al que debe cuidar y respetar. Y para ello, quizás, debamos comenzar por comprender lo que significa el “respeto a uno/a mismo/a” y reconocer nuestras propias “sensaciones”. Mientras las nuevas generaciones no aprendan a autoobservarse, conocerse y conectar con el mundo que les rodea, de poco servirá la información intelectual, el conocimiento teórico y las leyes impuestas.

 

 

 

Las Prácticas Ecosomáticas revelan la posibilidad de una deriva perceptual desde una experiencia estrecha de corporalidad (embodiment) enfocada en el deseo del movimiento a una experiencia más profunda y expandida de ser movido/a por el mundo

Rufo R. 2023

 

No es que practiquemos en la Naturaleza sino que somos Naturaleza

 

REFERENCIAS:

Bauer, S. (2008): Body and Earth as One. Conscious Dancer, 8-9

Bettmann, R. (2009). Somatic Ecology: Somatics, Nature, Humanity and the Human Body. VDM Verlag

Eddy, M. (2017). Mindful movement: the evolution of the somatics arts and conscious action. Intellect

Enghauser, R (2007). Developing listening bodies in the dance techniques class. Journal of Physical Education, Recreation and Dance, 78(6), 33-54

Fraleigh, S. (2006). Eastwest Somatics: Institute for Dance and Movement Studies: About the director.

Hanna, T. (1976). The Field of Somatics. Somatics: Magazine – Journal of the Bodily Arts and Sciences 1 (1), 30-34

Kramer, P. (2012). Bodies, rivers, rocks and trees: Meeting agentic materialiry in contemporary outdoor dance practices. Perfomance Research 17(4), 83-91

Laidlaw, B y Beer T. (2018). Dancing to (re)connect: Somatic dance experiences as a medium of connection with the more-thanhuman. Choreographic Practices, 9(2), 283 – 309

Nelson, M. (2018). Embodied ecology. The eco-somatics of permaculture. Choreographic practices 9(1), 17-30

Olsen, A. (2002). Body and Earth: an experiential guide. University press

Poynor H (2020). Walk of Life – Movement Workshops with Helen Poynor. www.walkoflife.co.uk

Reeve, S (2010). Reading, Gardening and “non-self”: Joged Amerta and its emerging influence on ecological somatic practice. Journal of Dance and Somatic Practices, 2 (2), 189-203

Reeve, S (2016a). About Sandra Reeve. www.moveintolife.com

Rufo, R. (2023). Humans, Trees and the Intimacy of Movement: An Encounter with Ecosomatic Practice. European Journal of Ecopsychology 8:88-113

Sewall, L (1995). The skill of ecological perception. Ecopsychology: Restoring the earth healing the mind (pp.201-215)

Tam, K.P (2013). Dispositional empathy with nature. Journal of environmental psychology, 35, 92-104

Varela, F., Thompson, E. & Rosch, E. (1991). The Embodied Mind: Cognitive Science and Human Experience. MIT Press.

Walla, N. (2010). Body as place: A somatic guide to re-indigenization. North Atlantic Books

Weber, R. (2018). Somatics, Creativity and Choreography: Creative Cognition in Somatics-based Contemporary Dance. Vol. PhD. Coventry University

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